Sólo quiero saber si estás bien. No tienes por qué escribirme si no te apetece. Escríbeme solamente que no te apetece escribirme, si es que no te apetece. Y si por casualidad te apetece, ¡escríbeme! Me alegrará, ¡y mucho! Por aquí no hay olas, ni las seis primeras, ni menos aún la séptima. El mar está en calma. Su superficie resplandece, el sol deslumbra. No espero nada. Todo está ahí, todo sigue su curso. No hay cambios a la vista. Calma chicha. Por lo menos unas palabras tuyas.
Cada siete olas.-
Cada siete olas.-
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