"Las personas mayores adoran las cifras. Cuando uno les habla de un
nuevo amigo nunca preguntan las cosas esenciales. Nunca dicen, ¿Cuál es
el tono de su voz? ¿Qué juegos prefiere? ¿Colecciona mariposas?. En
cambio preguntan: ¿Qué edad tiene? ¿Cuántos hermanos tiene? ¿Cuánto
pesa? ¿Cuánto gana su padre?. Sólo entonces creen conocerlo. Si uno les
dice a las personas mayores: "Vi una hemosa casa de ladrillos rojos con
geranios en las ventanas y palomas en el techo..." no acertarán a
imaginársela. Hay que decirles: "Vi una casa de cien mil francos".
Entonces exclamarán: "¡Qué hermosa es!"
lunes, 1 de octubre de 2012
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